Un poco de historia: El siglo XVIII
Los tejidos utilizados en el siglo XVIII :
Sedas labradas, Tafetanes, Sargas y Rasos.
Los tejidos
Los tejidos se definen según tres elementos
básicos: las materias primas con las que
están realizados, la técnica empleada en su elaboración y la decoración.
Materias primas
Son las fibras textiles, los tintes y los metales utilizados para fabricar el tejido. Hasta mediados del siglo XIX se utilizaron fibras y tintes naturales, posteriormente empezaron a ser sustituidos por materias artificiales.
Antes de la invención de la maquinaria textil, la fibra era torcida a mano para formar el hilo en un proceso que consumía tiempo y era agotador, según el investigador Cesare Marchetti en su artículo «Una evaluación postmortem de la tecnología de la rueca …». Con la invención de la rueda giratoria en el siglo segundo, la manufactura textil se hizo más fácil, pero el proceso aún requería de largas horas para lograr una pequeña producción de tela. Durante el siglo XVIII, los métodos tradicionales textiles comenzaron a dar un paso más gracias a los avances tecnológicos de la Revolución Industrial.
Los primeros métodos de producción
Antes de la mecanización de la industria textil que ocurriría más tarde en el siglo XVIII, la producción textil utilizaba principalmente la rueca y el telar para crear tejidos. Hábiles artesanos fueron fundamentales en la creación de tejidos. Un tejedor de lana requería de 12 ruecas o 100 hiladores de algodón para crear el suficiente hilo como para mantenerlo ocupado. Debido a la cantidad de tiempo que tomaba el hilar con la rueca, las mayoría de las materias primas textiles fueron importadas desde Inglaterra a las colonias de América, según lo indica la Fundación Colonial Williamsburg.
El teñido de tela
Las tejedoras en la América colonial durante el siglo XVIII utilizaban insectos, hierbas, frutos secos y árboles para crear la tintura de la lana. Utilizando recetas seguras para beber, los tejedores creaban tintes azules con las raíces de índigo, tintes marrones con las nueces y púrpuras con la corteza de los árboles de España, según la Fundación Colonial Williamsburg. En América del Sur los insectos llamados cochinillas proporcionaron el material para el tinte rojo, y 70.000 cochinillas podían servir para producir una libra (453,5 gramos) de tinte.
Avances de la rueca
Creada por el inglés James Hargreaves, en 1764, la rueca Jenny revolucionó la producción textil. Llamada así en honor a la hija de Hargreaves, que sirvió de inspiración para la máquina, la rueca Jenny permitía que su operador girara ocho hilos a la vez girando una sola rueda, según indica el Proyecto Educativo Espartaco. Sin embargo, la rueca Jenny producía un hilo grueso que tenía una resistencia a la tensión baja y un uso comercial limitado. En 1762, un equipo dirigido por el peluquero británico Richard Arkwright creó el Marco de Agua, una máquina de hilar que podía producir hilo de mejor calidad y que era más adecuado para la producción industrial.
Desmotadora de algodón
Cuando el recién graduado de Yale, Eli Whitney, se mudó de su natal Massachusetts en 1792 para convertirse en tutor de una plantación de Georgia, encontró que los plantadores de algodón estaban desesperadamente decididos a encontrar una manera de obtener ganancias en sus cultivos. Whitney comenzó trabajar para resolver el problema de cómo sacar las semillas de algodón que crecían hacia el interior. En 1793 Whitney desarrolló su desmotadora de algodón mecanizada, que realizaba la tarea de separar las semillas del algodón casi sin esfuerzo. La desmotadora de algodón de Whitney duplicó la producción de algodón en las sucesivas décadas que siguieron a 1800, de acuerdo con lo que señala el Archivo Nacional,
Mientras en la vieja Europa mas concretamente en Inglaterra, las industrias del tejido se transforman rápidamente gracias al nuevo mercado que ofrecen las colonias españolas en el nuevo mundo, a la abundante importación de algodón de la India y a la extensión de las factorías-sederías creadas al final del siglo anterior.
La fabricación de los paños sigue siendo la base de la actividad británica, pero en 1785 se instala la primera máquina a vapor para mover un telar de algodón, ingenio inventado por el escocés James Watt sólo un año antes; ello da de por sí una idea suficiente de cuán importante era el textil para la industria en Inglaterra.
Inmediatamente, tejedurías e hilaturas se desarrollan considerablemente en Manchester para el algodón, en Norwich para la lana y Coventry para la seda. Esta aparición de la mecanización implica una reducción de los precios de coste y los tejidos ingleses, por ser los más baratos, conquistan los mercados mundiales.
11/03/2014
Materias Primas 2ª Parte
Para poder realizar los tejidos, se necesitaba obtener las fibras con las que se realizaban los hilos para luego tejerlos en los telares.
Las fibras que se emplearon en primer lugar en la historia del textil fueron las que la propia naturaleza ofrecía; pero aunque existen más de 500 fibras naturales, muy pocas son en realidad las que pueden utilizarse industrial mente, pues no todas las materias se pueden hilar, ni todos los pelos y fibras orgánicas son aprovechables para convertirlos en tejidos.
LAS FIBRAS NATURALES SON DE:
ANIMALES:
de glándulas sedosas -Seda, seda salvaje
de folículos pilosos – Lanas, Pelo de alpaca, de angora, de camello, cachemira, cabra, guanaco, llama, nutria, vicuña.
VEGETALES :
Del tallo
Lino, cáñamo, yute, ramio
De la hoja
abacá, sisal, formio, esparto
Del fruto
Coco, algodón
Otros
banana, dunn, henequén, ananá
MINERALES – asbestos
FIBRAS DE ORIGEN NATURAL – ANIMAL SEDA:
Es el filamento producido por el gusano de la especie Bombix Mori que se alimenta exclusivamente de hojas de morera; otras especies de gusanos se alimentan de hojas de roble y generan otro tipo de seda más gruesa llamada seda Tusa. La seda del Bombix Mori es la fibra natural más valiosa, este gusano comienza su crecimiento siendo una larva que se alimenta constantemente y a los 35 días comienza a transformarse en crisálida, para ello segrega una “baba” producida por dos glándulas que se encuentran en la cabeza. Esta baba está formada por una sustancia llamada Fibroina y otra llamada Sericina que al tomar contacto con el aire solidifica formando el filamento. El gusano se va envolviendo en el filamento y al término de 2 o 3 días ha formado completamente su capullo, luego de 20 días lo rompe y emerge como mariposa. Pero para devanar y aprovechar la fibra hay que sacrificar al insecto antes que rompa su capullo, para esto se sumergen en agua hirviendo, con esto se mata al gusano y se ablanda la sericina, luego se toman los extremos de varios capullos para formar un hilo fino, se los va extrayendo juntos del agua y se los retuerce; el filamento así obtenido se termina de constituir por solidificación debido al endurecimiento de la sericina al enfriarse. Se pueden devanar entre 800 y 1200 m., y el resto se utiliza para hilarlo cortado.
HISTORIA DE LA SEDA
Hay una tradición oriental que habla de una princesa china, por nombre Xi-Ling-Shi (SI-LING-CHI), que tomaba plácidamente el té en su jardín, sentada a la sombra de una morera, cuando dentro de su taza cayó un raro capullo desprendido de una rama del árbol; al remojarse el capullo se le despegaron las hebras de que estaba formado y la princesa tiró y tiró de aquella fibra finísima descubriendo por casualidad el hilo de seda. Era ésta la ciudad de Shantung, en el norte de China. La provincia de este nombre se tiene como cuna mundial de la seda textil, y aun hoy es una gran productora de seda. La princesa Xi-Ling-Shi es recordada como patrona religiosa y cultural de la seda china. El emperador HUANG-TI toma por esposa a esta princesa, quien desde entonces se llama LEI-TSU. Tal hecho está datado en el año 2698 a. C.1 Las mujeres de la corte imperial eran las únicas criadoras del gusano de seda y autorizadas a la recolección de los capullos. El tejido de seda era de uso exclusivamente imperial: mortaja, túnica, cinturón, parasol, estandarte, sólo para el emperador, los parientes próximos y los altos dignatarios.
La extraordinaria dimensión que adquirió la corte imperial es el primero de los motivos que impulsan el aumento rápido de la producción de piezas de seda. Las numerosas princesas introducen el brocado en sus telas, bordados de oro y plata y, frecuentemente, piedras preciosas, para distinguirse del tejido de seda que visten los hombres.
Con el tiempo, la producción de tejidos de seda rebasó el consumo exclusivo de la aristocracia y pasó a ser de uso por otros sectores pudientes de la sociedad. La seda no era sólo un signo de riqueza sino también riqueza en sí misma. La cría del gusano y el tratamiento del capullo fueron de un riguroso secreto, por orden imperial, y llevar huevos, gusanos o capullos fuera de las provincias chinas estuvo penado con la muerte. Por contra, los tejidos de seda fueron exportados en grandes cantidades.
En las regiones sederas de China, las familias dedicaban sus mujeres al trabajo de la seda. Con su producción se pagaban tributos en especie y eran un importante sustento de la economía.
El origen de la seda lo encontramos en China, en el tercer milenio a.c. De allí pasó a Pérsia y Bizancio. Los romanos la conocían pero no al usaban mucho para vestir por considerarlo signo de feminización.
La introducción paulatina de la producción de seda tanto en Sicilia como en la Península Ibérica a partir del siglo VIII así como su florecimiento se debió a la expansión del Islam por la cuenca mediterránea. En el caso concreto de España, la tradición de la producción y tejido de la seda continuó en los antiguos reinos islámicos tras la reconquista, destacando los talleres andaluces. A lo largo del siglo XV, poco a poco, los gustos de los compradores cristianos se fueron imponiendo en los talleres de tejeduría que irían adecuando sus espléndidas obras a las formas renacentistas occidentales.
El ejemplo más representativo de esta evolución estilística es sin duda el célebre terciopelo heráldico con las armas de Aragón, Castilla, León, Granada y Sicilia, brochado y anillado de oro, del conjunto de ornamentos litúrgicos conocido como “de los Reyes Católicos”, ofrecido a la Catedral de Granada por el rey Fernando.
Los viajeros describían cómo en la España del siglo XV, los talleres de Toledo y Valencia ya contaban con una alta producción de tejidos, resultando una importante actividad económica en ambas regiones. El despegue de la industria valenciana de la seda se había producido durante la Edad Media, remontándose al siglo IX. Tras la conquista, Jaime I potenció la producción con la concesión de privilegios a los tejedores, comparables a los que Roger II estaba otorgando en Sicilia y casi coincidiendo en el tiempo con la fundación del Arte dei Porporporari en Génova.
Desde finales del siglo XIV hasta la segunda mitad del XV el colectivo converso de la sedería aumentaría, desarrollándose la industria y el comercio paulatinamente. De hecho, a finales del siglo XIV, Valencia se había convertido en el gran mercado de la seda morisca. A esto hay que sumar la importante emigración de sederos italianos, principalmente genoveses, a Valencia a partir de mediados del siglo XV que impulsó de forma definitiva la elaboración de ricos terciopelos, culminando el 16 de febrero de 1479 con la fundación del Art de Velluters .
En Valencia habían talleres de producción en la época de dominación islámica, destacando los de Xàtiva, Alzira, Carcaixemt, Oriola y los de la propia capital.
Después de la conquista, Jaime I, como consta en Los Fueros (Els Furs), protegió a los artesanos sederos y potenció su expansión, de forma que en el siglo XIV había un gran número de talleres que se establecieron alrededor de la nueva muralla.
El siglo XV supuso un momento de expansión en la producción de la Seda, así como un avance tecnológico importante con la llegada de tejidos italianos y genoveses que llevaban técnicas más avanzadas, especialmente en la producción del vellut.
En 1474 se constituyó el Gremio de Sederos (gremi de velluters) con San Jerónimo como patrón, que según la tradición es el primer Santo que se vistió de seda por su condición de cardenal.
En la historia, la industria de la seda tuvo una gran importancia en la ciudad de Valencia, lo que llevó a la necesidad de crear en 1494 un colegio que regulara la profesión de los sederos y su sede fue el Colegio del Arte Mayor de la Seda, situado en un barrio que conserva el nombre de “Velluters” (sederos).
El Colegio sigue ubicado en su lugar de origen en la céntrica calle del Hospital, e incluye documentaciones históricas así como telas valencianas y todo tipo de material relacionado con la industria textil.
La seda era un producto de gran demanda en la sociedad valenciana del Siglo XV. Como era un signo externo de preeminencia social existía el deseo de vestirse con este producto tan sugestivo no solo por parte de las clases sociales elevadas, sino también por las clases medias, de manera que muchos se arruinaban por la presión de la apariencia entre sus convecinos.
Esta ansia desmesurada de vestir con un lujo superior a las posibilidades económicas hubo que frenarlo a base de leyes Suntuarias, que regulaban detalladamente en qué condiciones económicas podía vestirse la seda, y esto afectaba incluso a los eclesiásticos.
Los diseños que forman la decoración de los tejidos del siglo XV eran, en un principio, geométricos, florales simplificados y en perfiles zoomórficos que recordaban a los orientales. En la mitad de la centuria se hicieron más grandes y complejos, con piñas o granadas como motivos principales. Hacia finales de siglo volvieron a hacerse un poco más pequeños y a distribuirse simétricamente.
La industria de la Seda decayó un poco en el S.XVI, por la competencia del centro productor de Toledo que, al ser Corte, tuvo mucha demanda para el propio consumo.
24/03/2014
Valencia exportaba seda cruda además de mantener su producción y exportación.
En el Siglo XVII, la expulsión de los moriscos de la centuria afectó negativamente a la producción sedera, porque estos eran experta mano de obra. Pero más tarde, en la decadencia de los centros de Toledo y Sevilla, Valencia volvió a recuperar la actividad que conduciría al esplendor del siglo siguiente.
Es sintomático que el Rey Enrique IV de Francia llamara a los sederos valencianos para que enseñaran el oficio cuando creó la industria de Lyon.
El Siglo XVIII, con la llegada de la dinastía Borbónica, que implantó en España la ostentación de Versalles, la seda experimentó un gran auge en todo el país, pero Valencia, con la tradición existente, el buen hacer de sus artesanos y la solidez y prestigio del Gremio, se convirtió en el principal productor para satisfacer la demanda de consumo de La Corte y también para la exportación, parte significativa de ella para el mercado de Las Indias.
En este siglo los diseños desarrollaron unos programas icono-gráficos de gran belleza y realismo, basándose en flores, rosas, margaritas o lirios matizados con sombras a base de tonalidades coordinadas en el color principal. También fueron objeto de decoración de estas sedas ramos, generando centralización, blondas como elemento de enlace, plumas o volutas. El resultado fueron unas bellísimas telas, espolines, brocados, brocateles etc. que aun hoy inspiran la decoración de las ricas sedas del traje regional valenciano.
En la actualidad la actividad sedera más importante está en relación con la confección de los tejidos para el traje regional, con sus complementos: cintas, manteletas, delantales, mantornes y pasamanería. No obstante, la seda industrial se ha impuesto y
la artesanal, la que se teje a mano en telar de cincuenta centímetros que por los materiales utilizados y la mano de obra tan especializada tiene unos precios bastante elevados , se continúa utilizando para personas y actos muy destacados de la Fiesta valenciana , trajes de novia , vestidos de fiesta y también para vestir imágenes sagradas.
De nuevo la fiesta de las fallas, dedicadas a San José, donde se utilizan los trajes regionales, ha rescatado y promocionado para que este arte del tejer la seda Valenciana permanezca y no sucumba como muchos de los oficios artesanales que se han ido perdiendo al paso de los años por la industrialización.
Estas son algunas de nuestras sedas valencianas:
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Gracias Paco por dar Publicidad del articulo.
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